La Censura, el pan de cada día en Colombia
Por: Luz Mery López
Ayala @lopez_ayala
Hace ya 28 años del
asesinato de Guillermo Cano Isaza Director del periódico El Espectador, en
aquellos tormentosos años 80’s en los
que como decía el mismo Cano "el problema en nuestro negocio es que nunca
se sabe si volveremos por la noche a casa", fueron años en los que hablar
de extradición resultaba ser la sentencia de muerte y quienes se atrevieron,
terminaron en el exilio o muertos como fue el caso de Guillermo Cano, de esa
época quizás se crea que ya no hay vestigios en la actualidad, pero ¿Es cierto
que en Colombia hay libertad de
expresión y prensa como lo plantea el artículo 20 de la constitución?, la
verdad es que ésta mal llamada libertad de expresión no resulta ser más que un
texto idílico en este país consagrado al corazón de Jesús.
En Colombia, además
de ser uno de los países con mayor peligrosidad para ejercer el periodismo, la
libertad de expresión y prensa esta coartada por los dueños del medio al cual
se pertenece o por los dueños de la pauta publicitaria, entonces quien escribe debe tener cautela
para tocar ciertos temas que le resulten sensibles a quienes financian la
lonchera del medio.
En ese mismo
artículo de la constitución se expresa que no habrá censura, y claro que no hay
censura en nuestro país porque apareció
una figura mucho más peligrosa para controlar que se publicaba y que no, esta
figura se llama autocensura. Ésta se ejerce de manera sutil en las salas de
redacción, se “sugiere” más no se impone, pero en la eventualidad que se vaya
contra la corriente despiden al contravent@r, cierran la columna y si te vi no
me acuerdo.
El tema de la
existencia o no de la censura no resulta ser un tema nuevo, éste data desde
1791 cuando se saco el primer periódico regular en Colombia, denominado El Papel Periódico
de la Ciudad de Santa Fé de Bogotá, en él, estuvo presente esta figura
impartida por el estado y por la iglesia lo cierto es que siempre ha
existido y ha sido ejercida por diferentes aparatos de poder, con el pasar del
tiempo unos y otros han tenido control sobre
lo que se publica, pero la constante que se ha conservado, es que quiénes han osado sobrepasar la línea han terminado
en la cárcel, exiliados, muertos o peor aún vendidos.
He aquí algunos
nombres que han trascendido la historia por haber cumplido con su oficio:
Antonio Nariño, Francisco Pérez "mamatoco", Guillermo Cano, Jorge
Enrique Pulido, Diana Turbay, Julio Daniel Chaparro, Jorge Navas, Carlos Lajúd
Catalán, Álvaro Gómez Hurtado, Jaime Garzón.
El panorama no
resulta ser alentador para l@s periodistas, por donde se le mire se corre
peligro, pero quizás esto es el motor
que cada día impulsa a seguir viviendo
más para dar más por el ejercicio del periodismo.